El puente Chirajara estará en octubre y no se construye con plata de pensiones
El puente Chirajara, que construye Coviandes en la vía al Llano, estará terminado mucho antes de lo planeado. La obra presenta un avance del 72 por ciento, eso es un 10 por ciento más de lo establecido para la fecha y la concesión estima que estará finalizado en octubre próximo, es decir, seis meses antes de lo programado.
La construcción de esta estructura, con 421,2 metros de longitud, es clave para el segundo tercio del proyecto de la doble calzada Bogotá-Villavicencio comprendido entre El Tablón, en el municipio de Cáqueza y Chirajara, en Guayabetal. Permitirá la conexión con un tramo nuevo de la vía.
El tercer tercio, entre Chirajara y Villavicencio (parque Fundadores), está a cargo de la concesión Coviandina (Concesionaria Vial Andina), que igual que la Concesionaria Vial de los Andes (Coviandes) es filial del holding de servicios financieros Corficolombiana.
Estos dos proyectos se han desarrollado con las más altas especificaciones técnicas que hay en el país y, según la ANI, en ellos se realizan inversiones superiores a los 4,8 billones de pesos (a pesos de diciembre de 2017).
Contrario a lo que han sugerido en redes y discursos públicos, el puente Chirajara, con un costo de alrededor de 90.000 millones de pesos, se financia en su totalidad con recursos aportados por Corficolombiana.
“Construir el nuevo puente Chirajara es un compromiso de nuestros accionistas, con recursos propios. Aquí no hay otro de tipo de financiación”, señaló durante un recorrido por esta obra Alberto Mariño, presidente de Proindesa, la filial de Corficolombiana, que hace la planeación, estructuración y seguimiento de los proyectos de infraestructura que adelantan otras compañías del grupo.
El puente tipo voladizos sucesivos se construye en reemplazo del atirantado, cuya pila del costado de Bogotá falló el 15 de enero de 2018, como consecuencia, según los estudios técnicos, de un error en el diseño de la estructura. En este siniestro fallecieron nueve personas que trabajaban en la obra.
De hecho, de acuerdo con Mariño, los trabajos que se alcanzaron a realizar del puente colapsado también fueron financiados totalmente con recursos del holding, que para ese momento había invertido 37.880 millones de pesos en dicha obra. De ese total recuperó el 81,6 por ciento, distribuidos entre las aseguradoras (el 78,8 %) y el diseñador y constructor, a través de una condena (21,1 %).
Coviandes, además, le pagó a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) una compensación del orden de los 17.032 millones de pesos por la demora en la terminación de la obra, tras el colapso del puente atirantado, y 7.747 millones por una interventoría convocada por la Agencia estatal, para la ejecución del nuevo puente -incluyó la revisión de los diseños y la construcción-.
La Contraloría General de la República, tras adelantar un proceso de responsabilidad fiscal, ordenó en septiembre de 2022 el archivo en favor de Coviandes, porque constató que la concesionaria no sólo ha cumplido a cabalidad con las obligaciones contractuales derivadas del contrato de concesión 444 de 1994 y su adicional 1 de 2010, sino que ha venido ejecutando con el mismo grado de cumplimiento las obras de construcción del nuevo puente de Chirajara, incluyendo la disposición exclusiva de los recursos suficientes para su finalización.
“Este despacho concluye que dada la naturaleza resarcitoria del proceso de responsabilidad fiscal y de acuerdo al material probatorio recaudado, el daño patrimonial causado a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) por parte de la sociedad Concesionaria Vial de los Andes (Coviandes), en cuantía de 90.782’664.767 pesos, ha sido resarcido totalmente…”, señaló.
El proyecto del nuevo puente sobre la quebrada Chirajara se concretó en enero de 2021, cuando la ANI y Coviandes pactaron que la nueva estructura debía ser tipo voladizos sucesivos, así como los valores que la concesión debía entregar a la entidad estatal, como compensación.
El diseño del nuevo puente lo hizo una firma especializada en ese sistema de puentes y además de la participación de una auditoría independiente, ambas contratadas por la concesión del segundo tercio y, además de la no objeción de los diseños por parte de la interventoría contratada por la ANI, contó con el concepto favorable de la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI).
Pero no solo este puente ha sido financiado con recursos propios de Corficolombiana. También el segundo y tercer tercio del proyecto de la segunda calzada de la vía Bogotá-Villavicencio, así como otras dos concesiones 4G que tiene el holding: Villavicencio-Yopal y Pacífico 1 (Ancón sur-Bolombolo, en Antioquia).
En estas vías, el 63,2 por ciento de los recursos son aportados por Corficolombiana y un 33 por ciento, a través de deuda con entidades financieras, tanto nacionales como internacionales. Entre estas últimas se destacan los bancos internacionales Sumitomo y Santander.
El restante 3 por ciento de los recursos invertidos en los proyectos 4G provienen del fondo de capital privado UPI, en el que participan los fondos de pensiones.
“En estos proyectos no se ha hecho ninguna operación de financiación, cobertura o emisión en el mercado de capitales, ni tampoco en la que participen directamente los fondos de pensiones”, indica Corficolombiana, que además señala que en el único proyecto donde indirectamente participan los fondos de pensiones y las compañías de seguros es en Chirajara-Fundadores, a cargo de Coviandina.
En este caso, el fondo de capital privado UPI ha participado en la financiación de Chirajara-Fundadores, siendo el gestor del fondo de capital privado quien toma las decisiones de inversiones y no los inversionistas en el Fondo (compañías de pensiones y seguros).
Corficolombiana y Proindesa tienen en total diez concesiones, entre construcción de carreteras y aeropuertos, en las que han invertido recursos propios por más de 9,7 billones en una década. “Nuestro compromiso es con Colombia, sus comunidades y la competitividad”, puntualiza Corficolombiana.
Así va la obra del viaducto
El puente Chirajara es tipo voladizos sucesivos y tendrá una longitud de 421,2 metros, tres luces (de 114,6 m, 192 m y 114,6 m) y un ancho de 11,50 m, lo que permitirá el tráfico vehicular en dos carriles (de 3,65 m) y una berma (1,80 m) en el carril lento.
La obra presenta un avance del 72,2 por ciento y la parte más compleja de su construcción fue la cimentación, debido a que tuvieron que fundir pilotes hasta 57 metros de profundidad.
La superestructura se soportará sobre dos pilas principales, una de ellas con una altura de 54 m y la otra de 73 m. Actualmente, se adelanta
el lanzamiento de dovelas.
Las concesiones en la vía al Llano
La vía al Llano es un corredor con 85,6 km de longitud, que están divididos en tres tercios. El primero inicia en Usme y finaliza en El Tablón. Tiene una extensión de 34 km y está a cargo de Coviandes. Es un proyecto de primera generación de concesiones.
El segundo tercio comprende entre El Tablón y Chirajara. Tiene una extensión de 29 km y también está a cargo de Coviandes, que realiza la construcción de 29 km de doble calzada, 45 puentes, 18 túneles y 4 galerías de escape.
El tercio final comprende entre el sector de Chirajara y Fundadores, en Villavicencio. Tiene una extensión de 22,6 km y está a cargo del concesionario Coviandina. Es un proyecto de autopistas de cuarta generación.
*Corficolombiana y Proindesa hacen parte del grupo empresarial que controla a la sociedad Casa Editorial EL TIEMPO.
GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
Editor de Bogotá
REDACCIÓN EL TIEMPO
Noticia tomada de El Tiempo